1491 - Querido Rodrigo
por Luis Maria Moisés Trujillo

Este relato está incluído en el libro "Realidades y fantasías" publicado en noviembre de 1999




    Iniciamos la campaña a media mañana, de este primaveral día. Comenzamos la marcha.

     Concentramos las tropas, en el Valle de los Aromos. Isabel y yo, con nuestros respectivos gentilhombres y estados mayores, nos dirigimos al Peñón de los Príncipes.

     Allí, llegamos solos los dos, en nuestras cabalgaduras, blanca la mía negra la de élla.

     Un silencio sepulcral se apoderó del Valle, cuando acompasamos los caballos y nos paramos frente al mar humano de lanzas, corazas y banderas.

     Tomé con mi mano derecha, la izquierda de Isabel y en voz baja, agradecí a Castilla y en élla, la presencia de sus huestes. También en voz baja, puse a sus órdenes el reino de Aragón.

     Los briosos y piafantes caballos, sincronizaban sus movimientos de cabeza.

     Al borde del peñasco dije a los hombres: "Aquí estamos vuestros Reyes, compartiendo los criterios de unidad política, económica, religiosa, lingüística y de acción, para completar el destino glorioso, de una España unida en su totalidad, por las coronas de Aragón y de Castilla.
    Vamos a completar ese destino, tomando el último baluarte: Granada, la hermosa y encantada ciudad, al pie del Albaicin.
    Os invito a marchar ya, y en silencio. Dejaremos trompetas, clarines y fanfarrias para la batalla final. Y así fue..."

     Aún tomados de la mano, Isabel y yo, empezamos el desplazamiento y a recorrer el camino de las luchas, batallas, concilios, consejos, discusiones y análisis.

     Camino a Granada, camino a vivir, camino a triunfar o camino a morir.

     En ese momento y al pensar que estábamos a mediados del 1491, tuve tres presentimientos: el primero, que el frío 2 de enero de 1492, tomaríamos Granada; el segundo, que en ese 1492, ensancharíamos el mundo y ese sería el acto histórico, que nos daría trascendencia universal, a la vez que redimiría los pecados de la Inquisición, que íbamos a cometer; y el tercero, que en poco menos de cinco siglos, en el mismo pueblo que nos recibiría como Dioses y avasallaríamos bárbaramente, nacería una canción, que recorriendo el mundo, recordara a Granada, como tierra cantada por mí.

     Fiel amigo, quise enviarte este pliego, como testigo de mis presentimientos y del misterioso desafío que representa para Isabel y para mí, la campaña iniciada.

    Que Dios nos ilumine y acompañe a todos, permitiendo reencontrarnos y comprobar la verdad y la ilusión; el destino y la magia; la templanza y el desafío; la búsqueda y los hallazgos; el triunfo y las derrotas; el conocimiento y las dudas; en fin;... la vida misma.

    Nuestro heraldo te lleva nuestro amor, bendiciones, noticias y blasones.

    Hasta siempre.
    Fernando de Aragón.
 
 
 

Luis Maria Moisés Trujillo

Luis Maria Moisés Trujillo nació en Buenos Aires en 1936. Es abogado egresado de la prestigiosa Universidad de Buenos Aires, y egresado del XV Curso Superior en la Escuela de Defensa Nacional y del Programa para la Alta Dirección del IAE, Universidad Austral.
Durante los períodos 1984-1990 y 1994-1996 fue presidente de la Cámara de Comercio Argentino Brasileña. Actualmente es vicepresidente de Gazeta Mercantil Latinoamericano y secretario general del Fórum de Líderes Mercosur.