19 + 1 martirización
por Cerveza de raíz

A veces, cuando odio más de lo normal, cuando he dedicado mucho tiempo a hablar insensateces, cuando los mensajes subliminales actúan: me dan ganas de matar un jipi.  Un jipi porque es más fácil.  No, no, mejor una jipi. Sí.  Con una llave inglesa, abrirle la cabeza de un golpe, antes de que tome aire para gritar. Luego, siempre que sienta nuevamente odio, voy a patear el cadáver.  Cuando se le acabe la sangre lo quemo el 31 de Diciembre y bailo alrededor del fuego.
Si llego a matar un jipi hipócrita: con un serrucho le corto la cabeza, claro está, después de haberlo dormido.  Y no sé cómo ahora, pero le arranco la piel facial y se la pego al revés.
Al adolescente que yo vea que habla mucho de suicidarse, lo voy a torturar; para que sufra de una sola vez lo que cree que no va ha sufrir más.  A los niños; decapitados con la rula ¡Que son tan inocentes, tan ingenuos! No merecen dolor los mal nacidos.  A los ancianos no los quiero matar, pero si alguno se ofrece, con gusto: les rajo las venas que se ven a través de la piel, con un alfiler (Son en extremo provocativas en los viejitos) Y luego se lo clavo en el corazón (el alfiler).  A una prostituta, y no precisamente de la calle y en busca de dinero, le fracturo todos los huesos con un tubo largo o cualquier sólido que la aparte de mí.
Si me llego a casar, espero a las bodas de oro, para que ella ni se lo imagine, y con un lingote le doy en el cráneo hasta que reviente.  De los hijos me tengo que deshacer recién paridos, antes de que me aprendan y lo hagan con migo.  Los alzo de los pies y les doy varios tirones hasta que el peso de la cabeza les desarme la columna.
Hay muertes, además de las mencionadas, que ya tengo muy bien pensadas; como la de la mujer que amo:  le corto la lengua y bebo de toda su sangre; el último,  más sangriento y silencioso beso.  A mi mejor amigo lo tengo que asesinar por la espalda, con un cuchillo o un empujón,  para que nunca sepa quien fue y muera confiado en que vengaré su homicidio.  Una de mis favoritas es encerrar a un sacerdote católico y un pastor protestante en una mazmorra y obligarlos a matarse (eso es más fácil de lo que parece); el ganador tendrá que comerse a su victima para evitar la inanición.  Y lo mejor viene ahora, cuando con su iniciación al canibalismo tendrá que comerse algunos de los fieles miembros del rebaño como todo buen necrófago lo hiciera.  ¡A un estudiante de medicina!  Le inyecto alguna droga que halla estudiado, que recuerde haber leído los síntomas que ahora siente, que sepa lo que le viene, que conozca su rostro de horror reflejado en el recuerdo de sus pacientes experimentales.
Creo que nunca podré asesinar ni un militar ni un mendigo, sería robar victimas a otros sádicos y eso sería anti-profesinal.  Tampoco atacaría ricos ni haría magnicidio; van y vuelven muy protegidos y lejanos a todos nosotros.  Porque si voy a cometer homicidio me tengo que manchar de sangre; si usara armas o explosivos es verdad que alcanzaría a más victimas, pero no me bañaría que el demencial rojo que vomita un cadáver irreconocible.
Sí que sería divertido ver volar a todo y a todos sobre una llama negra, pero el mejor de los asesinatos nunca dejará de ser una buena descuartizada con sierra (eléctrica en lo posible), aunque el hacha le hace buena competencia.  El problema es que yo soy un escuálido y pusilánime, así que necesitaría muchos golpes para matar una sola persona.  Tengo que empezar con victimas más frágiles que yo hasta obtener más confianza y masa muscular.  Y lo veo bastante difícil, porque hay días (no pocos) en los que despierto con ganas de hacer nada.  Así como estoy, sólo podría matar a mi santa madre con un abrelatas, y eso porque es invalida.  Pero antes tengo que dejar el vicio de arrojar ratones vivos por el retrete.
Dejé para lo último mi muerte.  He soñado muchas veces en cómo un conductor irresponsable me atropellaba.  ¡Ojalá! Que si eso llega a pasar, me halla asesinado con un carro bien costoso, para que en el impacto yo se lo deje vuelto mierda y pague su estúpido error.  Que patético morir por un accidente.  ¡Ojalá también! Me valla de este mundo palpable con otras gentes; me cabréo mil veces en la tumba si al menos no me he llevado una mujer embarazada, o una monja, un punky, ¡Por favor! ¡Por Jack! ¡Por Caligula! ¡Por los Grandes! No permitan que el imbécil que me atropellará, lo haga antes de yo haber martirizado un santo.

(Modificado el 19 de Enero para todas las edades).
Cerveza de Raíz