Para ti seré aquel
Que hoy lo puede todo
Porque no supo escucharte.
Que para mi solo
Seré un extraño en paz
Que nunca te dejo de amar.
F. Delgadillo
Juego a hacer el amor con tu ausencia en el sillón de la sala.
Recorres lentamente mi espalda, juegas con mi cabello y sonríes… extraño tu sonrisa que me asegura el futuro a tu lado.
Caminas tus manos a mi rostro y lo exploras… mi frente, mis ojos, mi nariz, mi boca… mi boca… ahí estacionas tus dedos y juegas dentro y fuera con ellos, te aproximas y pones tus labios en los míos… extraño tus besos que son “la chispa adecuada”.
Acaricias mis hombros y sin darnos cuenta tus manos
ya están en mi cadera, mi vientre en pelea declarada con el broche
de mi pantalón, finalmente logras abrirlo e introduces tu mano como
el niño al que le es posible abrir “la caja” llena de todo lo que
tanto espero, desesperado, tranquilo, sonriente; juegas con tus dedos,
dentro y fuera mientras me sigues besando, susurras algo que entre labios
no percibo… te amo.
Distraes tu mano sólo para quitar mi blusa y cualquier otra prenda que te estorba para seguirme amando.
Viendo la ropa en el piso me siento aun más cerca de ti, besas mis hombros, mis senos reciben un trato especial, nuestras miradas se cruzan cada 10 segundos y nos decimos todo.
Te introduces en mi y comienza el rítmico segmento que estuvimos esperando…
Abro los ojos… me siento cansada, me acurruco en
el sillón abrazando nuestra foto juntos y los millones de recuerdos
que te guardo… las lagrimas resbalan por mis mejillas… todo empezó
como un juego, un juego haciendo el amor con tu ausencia en el sillón…
Aida Lagunes