Ver pasar mi sombra y la noche tomadas de la mano.
Ver nacer una lluvia en tu espalda y de ahí beber un
moribundo deseo. Verte desnuda dentro de la cúpula plateada
del sol, totalmente
adentro del tiempo prisionero; entre tú y yo.
Verte sumergida en la piel canela que te cobija,
Observarte cubierta por las manos hambrientas, insaciables.
Tu rostro animado, embrujante aldea de estrellas en carnaval.
Verte entrar en
beso y salir como verbo, y ver que sí existe la reencarnación
tocando tus
pechos; palpo una pieza extraída del más erótico
sueño.
Te posee el viento mientras que las aguas te colman las piernas.
Tiemblas.
Llega la lengua a escarbarte los dedos y a quemar la cera entre tu
pelo.
Platicándonos por medio de un sólo cuerpo.