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Ni el más sabio de los Psicoanalistas
ni el más versado optimista
ni el mismísimo Aristóteles
me podrán convencer que el amor puede ser sano.
No existe posibilidad alguna de adjudicar
la sanidad a un sentimiento
Mi amor no es un amor de diagnósticos
ni de análisis
no es un amor de estetoscopios
ni de divanes
es un amor de demandas y entregas
de edipos y de electras
de vacíos y de entregas
de endorfinas
pero no es sano
Si mi amor duele
es por su naturaleza
si es trauma no tiene terapia
si es enfermedad, no tiene cura
Mi amor va más allá de las universidades
no tiene instrucciones ni manuales
no lo explica Freud ni Hipócrates
no viene del inconsciente ni del consciente
viene del alma y con mi cuerpo
que es inconsciente de que es consciente
pero que consiente
y le gusta que le consientan
Mi amor no se lee en libros
no se aprende en talleres
y si duele no se cura con aspirinas
Mi amor es tan mío y tan humano
que desde el terreno de la ciencia
lo miran con envidia y recelo
por no tener estatuas de fenómeno
por no ser estadística,
por no ser sano.
Harold Ruíz y Vieda