Muere el silencio
por Ivanovich Torres Figueroa


Muere la hiena,
muere la escena,
muere el deseo, y el perdón.

Muere de frío la muerte
postrada en su mausoleo.

Muere la vida, y hasta la brisa
que me llevó.

Mueres aprisa, con ropa
o sin sonrisas; lejos
se encuentra la reencarnación.

Muere la vida, muere la ermita
de mi perdón.

Muere el prisionero,
el soldado y el mesero,
no pueden esperar y
van atropellados al vacío,
milimétrico de su panteón.

Muere mi vista e ideas
acompañadas de los latidos
del corazón.

Muere mi muerte y cesa la
vida de escribir mi guión frecuente
de resignación.

Muere el silencio: el eco lo asesinó.