Musa
por Jorge S. Ruppel


Me siento atado.
Debe ser la obsesión por encontrar la perfección del relato, los persona-jes, el escenario, las situaciones y los adjetivos que decoren el cuento.
No creo en musas descartables, ni en el talento improvisado, ni en los sueños transitorios que fugan precipitadamente y me dejan sin  ideas y sin poder expresarme del modo que deseo.
Pero seguramente un día encontraré el concurso de la fantasía, que venga a visitarme y se quede por un tiempo. El suficiente que necesite para escribir lo que quiero, sin que me preocupen las formas o el modelo o el estilo.  Ese rato en el que fluyan a través de la tinta de mi lapicera las ideas que pretendo, ingeniosas, desbor-dadas, imprevisibles, y que sorprendan.
 Pero ...¿dónde estará lo que necesito si no lo encuentro dentro de mi cabeza?  ¿Estará en una burbuja que al tocarla estalle? ¿Estará en un núcleo inaccesible que no tiene ubicación geográfica en mi cuerpo ?
¿Serán las noches y los días, o los cielos, o las dudas, o todo eso mezcla-do que concurre y no me encuentra? ¿O será otra cosa o nada de eso ?

Quisiera romper las sogas que me mantienen atado. Aniquilar los canda-dos del silencio que me tienen cautivo. Quitar la mordaza que me priva de poder escuchar y escribir mis palabras o mis gritos.
Si pudiese cortar las amarras del barco que mantiene anclado mi ingenio, y estallase en tormenta de frases y palabras para armar el relato que no encuentro, entonces podría escribir lo que  quiero.
Y sino seguiré esperando a que  suceda el imprevisto. Pero si no ocurre, esperaré de todos modos. Ya vendrán a visitarme las musas verdaderas, sin que las espante el vacío, que hoy tengo adentro...