No pudo contener más lo que sentía,
e invitó a su analista a hacer el amor y ella aceptó.
Consumado el hecho y aún sobre la cama
le preguntó si lo amaba o simplemente era una experiencia.
Ella le respondió que para que iba a definir
una situación, que por si misma se explicaba.
Agotado por la acción y tratando de sacar
sus conclusiones el paciente se durmió, convencido de lo bien que
le hacía la terapia.