Primero
fue un chillido.
Como
el que hacen las ruedas del subte cuando frenan.
Igual
de corto, igual de molesto.
Luego
siguieron las imágenes. Placenteras y agradables.
Me
sentía en un estado de levitación. Pero era consiente que
estaba durmiendo.
Todo
lo observaba sin prestarle mayor importancia.
“Veía”
las injusticias que le hacían a los “míos” y no intervenía.
No
me importaba. “-Que se defiendan ellos-” me repetía hacia adentro.
Era
cómo si tuviera que mirar hacia arriba todo el tiempo, y allí
pasaban las imágenes.
Parecía
una película muda. Muchos “actores”, poca acción. No podía
unirse una escena con otra. En verdad más que una película
eran un conjunto de imágenes que solamente yo podía asociar.
Solamente mi cabeza era capaz de identificar cada una de ellas.
De
pronto, en un lapso de tiempo incomprendiblemente corto para el ser humano,
vi a alguien a mi lado. Estaba observándome cómo quién
cuida que la leche no se vuelque al hervir. El ser era de un extraño
azul-verdoso pero sus pequeños ojos eran de un verde casi fluorescente.
Todo alrededor estaba oscuro. Le observé bien a la cara. En realidad
me dí cuenta que lo fluorescente no eran sus ojos, sino sus contornos.
Supuse que por la oscuridad del lugar se iluminaban de ésta forma.
A
mis “pies” se abría una especie de pantalla de plasma que pasaba
éstas imágenes tanconocidas
por mí. Pasaban a una velocidad que el ojo humano nunca podría
procesar, pero sin embargo podía retenerlas y reconocerlas. Era
cómo si yo procesara información a una velocidad incalculable.
Me
supuse sujeto a una camilla o algo así. Error. Estaba sin atadura
alguna. Es más, sin ningún tipo de cobija ni vestimenta.
Si quería ver mi cuerpo no podía, no estaba allí.
Sin
embargo, sentía mis extremidades, pero aunque tenía la sensación
de poder moverlas, no las veía. Era cómo si alguien o algo
supo separarme de mi cuerpo, de tal forma que sin daño aparente,
estaba en un lugar, pero físicamente en otro.
Era
cómo si una maraña de cables conectaban mi cuerpo con....estemmm....
con...conmigo.
No
con mi cerebro, porque el cuerpo estaba intacto, pero yo, separado.
Al
costado y atrás de la pantalla de plasma suspendida en el aire,
podía distinguir algunas pequeñas luces verdes y rojas que
parpadeaban constantemente, algunas se apagaban y encendían a un
ritmo. Las imágenes seguían pasando.
De
repente entre la pantalla y yo, apareció el ser que estaba a mi
lado. Fijó su mirada verde en mí y recibí un mensaje.
Fue
realmente extraño el entender algo de otro pero si haberlo escuchado
por los oídos. No. El mensaje fue recibido. Directamente “entró”
en mí.
Fueron
dos palabras cortas y sin sentido para mí : “Ya listo.”
Entonces
aquel ser verdoso desapareció de mi visión y empecé
a sentir que me movía hacia un costado.
El
brazo golpeó en la mesa de luz, tirando el velador. El vidrio de
la tulipa estalló apenas tocó el suelo. Su compañera
encendió el de su lado y lo quiso despertar. Lo movió pero
no tuvo respuesta.