Primero, le robo una idea a Focault : "Lo propio de las sociedades modernas
no es que hayan obligado al sexo a permanecer en las sombras, sino que
ellas se hayan destinado a hablar del sexo siempre, haciéndolo valer,
poniéndolo de relieve como El secreto".
Segundo, tomo la teoría de una filósofa (omitiré
su nacionalidad para evitar los estereotipos) : "La sexualidad no es una
realidad biológica inmutable, ni una fuerza de la naturaleza, sino
más bien resultado de un proceso político, social, económico
y cultural". Con ambas ideas aclaro, no pretendo hablar del sexo
con toda la pose de investigador, ni de descifrar los virulentos caminos
que le hemos abierto, mucho menos establecer la relación tan mentada
de sexo y poder, o enfrentar la idea de sexo = reproducción, - en
lo personal comparto más la premisa de: "comenzamos el sexo por
gusto, descubrimos la reproducción por casualidad" - se trata, simplemente
, de burlarse un poco de las conclusiones, las ideas y sobre todo de el
secreto. ¿Pruebas? Si hubiera nacido siglos atrás habría
contraído nupcias con mi hermana y nadie hubiese objetado nada,
ni por error vería desnuda a mi mujer, realizaría el acto
sexual con una sábana de por medio, no tendría relaciones
con mi pareja si estuviera embarazada o en su período por temor
a tener hijos monstruos, coleccionaría eunucos, le pondría
cinturón de castidad a mi mujer (más vale que se le pudra
a que me sea infiel), tendría una castidad neurotizante, pasaría
las noches en vela para evitar que los demonios preñaran a mi mujer
(Santo Tomás), o mandaría a mi esposa a la hoguera si se
atrevía a tener un orgasmo (posesión demoniaca argumentaría).
Si retrocedo más en el tiempo, tendría que hacerle caso a
los consejos de Aristóteles: "La mujer es un macho frustrado, preñadla,
pero no hagáis el amor con ella, el amor perfecto sólo puede
darse entre machos no frustrados", pondría a mis hijas afuera del
templo de la Diosa Mylitta a ofrecerse a todos los hombres que caminaran
por ahí
( Prostitución sagrada / Herodoto), o tendría setecientas
esposas y trescientas concubinas como Salomón. Y si hubiese nacido
en alguna zona considerada como salvaje e inhóspita, le metería
el dedo en el ojo a mi amante como símbolo de amor ( Los sirionó
/ de paso pondría una óptica), me masturbaría en forma
colectiva (Los aranda), realizaría danzas fálicas para invocar
la fertilidad del suelo, durante un día completo lo destinaría
a revolcarme, eso si, solo una vez al año (Los Micronesios / Islas
Ulithi), dejaría que el suegro me hiciera la circuncisión,
cohabitaría con él hasta curarme y después retornaría
feliz con mi esposa (Nembutjis / Grupo australiano), le extirparía
el clítoris a todas las mujeres del pueblo, usaría al pene
como transmisor de fuerza ( Grupo Hambonia / Isla de Molucas en Indonesia),
participaría en orgías ya sea por puro placer o como parte
de un rito sagrado, o si fuera rico, me quedaría con todas las jóvenes
casaderas del pueblo (Los Azande / Africa y el resto de la población
latinoamericana según encuestas). Pero en caso de volver a vivir
épocas de los abuelos, regresaría a mi esposa a casa de sus
padres si en la noche de bodas salía con el cuento de que una pedrada
le quitó la virginidad, creería firmemente que un himen completo
es resultado de una excelente educación familiar, no hablaría
de sexo con mis hijos, llevaría a los hijos varones a estrenarse
con prostitutas, me suicidaría si descubriera que prefiero a los
de bigote y pelo en pecho, le exigiría a la mujer que pariera puros
y muchos varones, sin olvidar la resignación porque en eso sólo
Dios decide, tendría varias amantes para consolidar la fama y el
status, nunca me divorciaría, primero viudo que fracasado; y en
fechas más recientes, usaría condón como símbolo
de: soy moderno y precavido; el pánico a las enfermedades devastadoras
sería el mejor pretexto para justificar el castigo divino o para
respaldar mi decisión, la añoranza del sexo libre un motivo
para soñar, tendría sexo seguro a través de un chat
especial, o peor aún, me la viviría consultando la página
Web del Episcopado para tomar una decisión sobre mi sexualidad;
tendría dos o tres amigos "alternativos", pues Hollywood los puso
de moda, (si una vez lo consiguió con el color que de menos con
las tendencias); y así podría llenar líneas enteras
de ejemplos, tomados desde el salvajismo, pasando por la barbarie hasta
llegar a la civilización, recorrería las costumbres de diversas
sociedades, e inevitablemente preguntaría, ¿Hemos avanzado
realmente? ¿Quién está en lo correcto? ¿Vale
la pena preocuparnos?
Quizás hoy nos toque entender aquella frase de: "eres
más hijo de tu época que de tus padres", o tal vez a cada
uno le toque escribir su propia historia. Lo cierto es que, pese a estar
a punto de cambiar de siglo, aún existe una pregunta sin responder,
si el sexo es natural, ¿porqué hay tantos artículos
del tema? ¿Conocen un manual para respirar?
Ustedes concluyan.